Del f.f.: historia de una noción gramatical
Emilio
Ridruejo
Universidad
de Valladolid.
España.
Abstract
In
this paper we analyse a grammatical notion widely used in the tradition of the
missionary grammars on the Philippine languages. This is the notion of
facere facere, that was used to describe
resultative compounds by means of particles such as
pa,
napa or
napapa. We explain the transmission, not
only of the grammatical concept, but also of the terminology, by virtue of the
close relationship that exists among the different authors of these grammars.
Finally, we try to trace whether this notion has its antecedent in other
missionary grammars alien to the Philippine tradition.
Resumen
En
las gramáticas de las distintas lenguas filipinas que se publican a partir de
1610 y hasta el siglo
xixaparece
con notable unanimidad la noción del
facere facere, en abreviatura
generalizada
f.f.
Se utiliza esta noción para aludir a un tipo de composiciones con
partículas como
Pa y
Napa o
Napapa que se emplean en
tagalo, en pampango, en ilocano, etc.
para
formar verbos realizativos.
Los autores de
las gramáticas sobre las distintas lenguas filipinas coinciden no sólo en la
utilización de unos mismos conceptos gramaticales sino incluso en la
terminología y ello se debe tanto a que los autores recurren a una misma
gramática fuente, la latina, como también a que son conscientes de la relación o
identidad tipológica entre unas lenguas y otras y por eso tienen muy en cuenta a
los gramáticos que les han precedido en el estudio de estas
lenguas.
En la
comunicación estudiamos en varias gramáticas misioneras filipinas la utilización
del concepto
facere facere y las
diferencias que introducen según los matices que se presentan en cada
lengua.
Como la noción
del
facere facere se remonta a «los
primeros padres ministros... que primeros que todos trabajaron en la lengua»
(Blancas: 1610: 80), intentamos rastrear si esta noción tiene su antecedente en
otras gramáticas misioneras ajenas a la tradición
filipina.
Lingüística misionera: la experiencia francocanadiense
E. F. K. Koerner
Zentrum
für Allgemeine Sprachwissenschaft,
Typologie und
Universalienforschung (ZAS).
Berlin.
Abstract
In
this paper an account is given of the study of American Indian languages by
missionaries in New France. While its history is depicted in its own right,
parallels are drawn between the development in Mexico and Quebec, where
missionary work began almost a century later. Unlike in New Spain where the
first printing press was set up as early as 1534, the
–
almost
exclusively
–
French Jesuit missionaries never received this relative independence from their
European political masters. As a result, very little linguistic work was
published during the 17th and 18th centuries, and if it
had not been for the so-called
Jesuit
Relations, there would have been next to know possibility on the part of the
educated public to obtain an idea of what it meant to learn an indigenous
American language and how these languages were structured.
Resumen
Al contrario que la historia
de la Lingüística misionera en Nueva España (cf. Hernández de León-Portilla,
2003, estudio reciente), la historiografía del trabajo misionero en Nueva
Francia no ha recibido una atención similar. Según nos cuenta magistralmente
Hanzeli (1969), no ha habido ningún otro libro dedicado a esta tema. Además, en
contraposición al número de ediciones cada vez más creciente del material
inédito hasta el momento, o de la reedición de trabajos impresos de las órdenes
Franciscanas, Dominicas, o Jesuitas de los siglos
xviy
xviique hemos visto aparecer en Méjico,
poco se ha hecho en este campo en Québec. (Sólo sé de una edición de 1970 de un
manuscrito de 1696 dedicado a la morfo-fonología del Montagnais del Jesuita
Bonaventure Fabvre). Sin duda, habrá razones para esta diferencia social,
cultural y política. A diferencia de Méjico, donde las agencias gubernamentales
y el público en general han tomado parte activa y se han interesado por su
pasado lingüístico y su diversidad lingüística, parece que el Canadá Francés se
ha preocupado más por el mantenimiento–
y defensa–
de la lengua francesa,
reflejando de esta manera hasta cierto punto a una Francia en la que, mientras
se toman todo tipo de medidas para protegerse de la intrusión–
y pretendida
hegemonía–
del
inglés, las lenguas minoritarias de dentro de sus propias fronteras (vasco,
bretón, occitano, alemán alsaciano) reciben poco, si acaso, apoyo institucional.
Mientras que en Québec se ha puesto de moda reconocer y admitir la herencia
genética amerindia de cada uno, dicha actitud no se traduce en un apoyo público
decidido por el mantenimiento de las culturas y lenguas de los Inuit, Cree o
Iroquois. Tradicionalmente, este apoyo proviene, si acaso, del Gobierno Federal
y sus agentes de habla inglesa. Como la presente investigación trata de
demostrar, la situación en la Nueva Francia de los siglos
xviiy
xviiiera bastante diferente. La actitud
general de estos misioneros fue la de hacer cualquier esfuerzo por aprender la
lengua indígena del lugar donde quisieran predicar el Evangelio y convertir a
los paganos, más que obligar a éstos a aprender francés. Bien es verdad que los
misioneros franceses, a diferencia de los españoles, no recibieron una imprenta
cuando la solicitaron en 1665, lo cual puede explicar la escasez de material
lingüístico impreso. También sugiere esto que en contra de los Franciscanos de
Nueva España (que se las arreglaron para fundar una imprenta en 1534), y de los
Jesuitas algo más tarde (que se independizaron bastante de la madre patria), los
misioneros franceses siempre se sometieron a los caprichos de los Reyes de
Francia o sus representantes y, por lo tanto, su actuación estuvo sujeta a las
vicisitudes políticas y militares de estos tiempos. Puesto que la gran mayoría
de misioneros de Nueva Francia eran Jesuitas franceses, esto también
significaba, como sabemos por el llamado
Jesuit Relations, que sus actividades se
mantuvieron generalmente controladas por los maestros europeos. El decreto de
Luis
xven 1773 por el que se
suprimía la Orden Jesuita en Francia también significó el fin de un trabajo
misionero que había estado ya en franco declive desde hacía algún tiempo. Sólo
en 1811, una orden de reciente creación, los padres Oblatos (Oblatos de María
Inmaculada), vino a renovar esta tarea misionera en Québec y Canadá del Norte,
al tiempo que varios misioneros Protestantes y lingüistas no-afiliados empezaron
ya a tomar interés por el estudio de las lenguas nativas.
Los estudios pioneros sobre lenguas criollas
Dan
Munteanu
Colán
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
España.
Abstract
A survey
will be carried out of the early studies focusing on creole languages and of the
most prominent theories and hypotheses related to the same, which, in many
cases, foreshadow some of the most recent creole theories, from Coelho,
Schuchardt and Adam to Jespersen, Meillet, lenz, Bloomfield y
Reinecke.
Resumen
Muchos especialistas consideran que «el pionero de la
investigación sistemática de los criollos» es Adolfo Coelho (1847-1919), quien
anticipa la hipótesis de la génesis de los criollos como adquisición de la
segunda lengua y la del bioprograma lingüístico de Bickerton. Otros opinan que
el auténtico fundador de los estudios criollos es Hugo Schuchardt (1842-1927),
defensor del papel de las influencias mutuas entre las lenguas en contacto en la
aparición de los criollos y de los procesos universales de criollización. En el
mismo período, Lucien Adam (1883) defiende el carácter mixto, híbrido, de las
lenguas criollas,
tesis que
desarrollará más tarde Suzanne Sylvain (1936).
Derk Christian Hesseling sugiere que el malayo-portugués
sería el primer estadio de criollización de una lengua indígena bajo la
influencia de otra lengua extranjera, esbozando
avant la lettre, según algunos, la
teoría monogenética. Valkhoff (1966) se inspirará en muchas de las ideas de
Hesseling.
En las primeras tres décadas del siglo pasado asistimos
a la «consolidación» de la investigación sobre los criollos. Jespersen (1922)
vincula la formación de los criollos con las condiciones de aprendizaje
imperfecto de la segunda lengua y la cuestión del lenguaje infantil. Meillet
(1928)
emite la hipótesis de la criollización del latín, desarrollada ulteriormente por
Carvalho (1965), Sauvageot (1967), Pérégo (1968) y otros.
Lenz (1928) prefigura efectivamente la teoría de la
monogénesis en su libro sobre el papiamento. Bloomfield (1933) propone la teoría
del
baby talk como explicación de la
génesis de los criollos. Reinecke (1935) estudia los criollos desde la
perspectiva sociolingüística.
Con Robert A.
Hall Jr.
se inicia la etapa moderna de la
criollística.